El uso del agua para fines agrícolas es un tema central en cualquier debate sobre los recursos hídricos y la seguridad alimentaria. En promedio, en la agricultura se ocupa el 70% del agua que se extrae en el mundo, y las actividades agrícolas representan una proporción aún mayor del «uso agotador del agua» debido a la evapotranspiración de los cultivos.
La reserva hídrica española está al 39,2 por ciento de su capacidad total. Los embalses almacenan actualmente 21.730 hectómetros cúbicos (hm³) de agua, disminuyendo en la última semana en 693 hectómetros cúbicos (el 1,3 por ciento de la capacidad total actual de los embalses).
Si bien es cierto que las lluvias de los últimos meses, nos dan un respiro este verano, pues en gran parte de España no se están produciendo cortes o restricciones en el uso de este bien tan preciado para el hombre, este hecho no supone que no se tenga que cuidar el uso de la misma y llevar a cabo un consumo responsable de este oro líquido trasparente.
Desde el sector agrícola, son numerosas las entidades y gobiernos tanto autonómicos, locales y regionales, que se están preocupando por buscar soluciones a este grave problema.
Desde el Gobierno de España con su Ministro de agricultura Luis Planas a la cabeza, recientemente han firmado un plan de recuperación para la mejora en la eficiencia y sostenibilidad de las infraestructuras de regadío consignado en un total de 563 millones de euros.
Otro ejemplo de gestión eficiente en tema de regadío es el auge de la construcción de plantas desalinizadoras en las zonas costeras, para la utilización de esta agua en el regadío, este es el caso que se está implando en buena parte del litoral andaluz, eso sí desde la Junta de Andalucía junto con su Consejera de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, Carpen Crespo instan al Gobierno Central en la bonificación del agua desalada para uso agrícola y que a los agricultores no le suponga un incremento en los costos y gastos asociados a sus actividad.
Si a todas estas medidas institucionales sumamos la que aportan las entidades privadas como es el caso de nuestra empresa Maderas González y Martínez con su marca Fumisur, creando maquinarias alto eficientes que reducen el consumo de este bien tan preciado, posiblemente estemos en la senda de enmendar y revertir la situación.